Algunas piezas son de dimensiones espectaculares. Se trata de tres estatuas de granito rosa de más de cinco metros de altura que representan a la reina Isis, un rey con una cobra en medio de la frente y al dios Hapi, que personifica la crecida del Nilo, símbolo de fertilidad. Para la instalación de estos colosos serán necesarias varias grúas y una meticulosa manipulación, puesto que la sal y el agua las han sometido a un fuerte desgaste. Las figuras han podido sobrevivir bajo las aguas gracias a la espesa capa de aluviones procedentes del Nilo que las ha protegido y conservado hasta nuestros días.
Una de las piezas más valiosas es un fragmento de templo sagrado dedicado al dios del aire, Shou, en la que se inscribe un calendario egipcio y un relato de la creación del mundo.
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