Maripili era una chiquilla menuda y frágil. Vivía casi siempre trabajando haciendo vestidos para grandes señoras de alto standing. Se acostaba cada mañana tras estar cosiendo toda la noche y así acabar los encargos que eran urgentes ya que en su ciudad, había muchas recepciones, estrenos de ópera y grandes bailes a los que ella por supuesto, no estaba invitada... Pero no le importaba porque en verdad, su sueño era viajar. Ahorraba todo el dinero que ganaba en una caja de hojalata de café debajo de la cama. Cuando pensaba que ya era hora de partir hacia otra ciudad y conocer otros lugares, siempre terminaba aceptando otro encargo y continuaba hilando y sobrehilando. Un día, Maripili fue a casa de Doña Carmen. Era una mujer muy gorda y grosera que no se gastaba demasiado dinero en sus vestidos, incluso las telas que utilizaba eran más bien pobres, pero según ella, asistía todos los días a la ópera con la clase alta de la ciudad. A Maripili le daba igual si era verdad o no, lo único que le molestaba era su enorme figura y la dificultad para confeccionar sus vestidos pues siempre los quería muy ceñidos... Llamó al timbre de casa de Doña Carmen... Din don?... y nadie respondía... entonces vio que la puerta estaba abierta...Recorrió el pasillo que llevaba al salón, del salón pasó a la escalera que llevaba a la primera planta, de allí se dirigió a la habitación de la Señora y tocó la puerta... Toc-toc... Nadie contestaba así que decidió abrirla... Entonces horror!! encontró a la Señora en el suelo sin sentido...Doña Carmen!! Doña Carmen!! ... su frente fría y sus ojos abiertos reflejaban como cristales la imagen de Maripili...Entonces, debajo de la cama de aquel dormitorio vió que había algo...se acercó y miró detenidamente...dos cajas... no pudo resistir las ganas de saber que habría allí dentro así que las cogió y tras mirarlas un buen rato decidió abrirlas... Una era de cartón y contenía agujas, hilos, tijeras y un dedal...la otra era de hojalata...en su interior, monedas y algunos billetes amarrados con un lazo rojo... Maripili dejó las dos cajas con su contenido de nuevo en el mismo lugar, cerró los ojos de Doña Carmen y se dirigió a su casa. Al entrar en su habitación cogió su sombrero y sus guantes "de domingo", su bolso, su revista de moda favorita, su cajita de hojalata y muy decidida se dirigió a la estación donde compró su primer billete de tren hacia un lugar desconocido...
14 comentarios:
y no llamó a la policia? me gustó la honradez de maripili!! bonito relato! ay niña, pintora, escritora,... eres toda una artista!!!
bien por maripili!! (tenía que escapar de esa vida folletinesca suya, joer, y una oportunidad así no hay que desaprovecharla)
Pues menos mal que aprovechó la experiencia para aprender algo sobre la vida. Un besito!! :o)
Hay momentos en la vida en la que una tiene que salir e irse a la aventura sin saber cual será su próximo destino. :-) Besitos!!!
:)))
Yo hubiera hecho lo mismo... salgo corriendo que me las pelo! Correr es de cobardes y malos toreros, pero yo no soy un valiente, y el toro me da susto!
jajajaja
Saludos y un beso guapa
precioso relato :) Y el vídeo/corto de esa foto que acompaña el texto (!) Lo pillé el otro día pero ains no me acuerdo como se llamaba...era de unos canadienses! Besos, guapa :)
Gracias...la foto es que inspira mucho ;P
Besitos pa los dos!!
Carpe diem. Sí señor.
Besos!!
original y buen relato. Maripili seguro que fue feliz en ese viaje largo. Besos
Un diez para Maripili!
Zepequeña.
Muy bien Maripili,así se hace!!!
Por cierto tu dibujo muy chulo,que "apaña" eres :)
Besos!
Graciassssss :DD
La foto es la hostia!!!
Feliz descanso
Cris
Publicar un comentario