martes, 7 de octubre de 2008

Infante el elefante azul de manchas rojas...

Infante, era un elefante azul con pequeñas manchas de color rojo...el único de su especie. En la manada, todos quedaron asombrados cuando lo encontraron junto al río.

Decidieron aceptarlo, pensaron que igual les traería suerte e incluso espantaría a los leones que venían a cazar. Claro que al pasar los meses, Infante no crecía. Se quedó tan pequeño como cuando lo encontraron. El se quejaba:

- Soy muy bajito y todos mis amigos son grandes, enormes..¿porqué soy tan pequeño? – a lo que ninguno podía contestarle ni darle explicación alguna.

Un día, uno de sus amigos quiso gastarle una broma. Lo que él no sabía, era que cambiaría la vida de Infante.. Le dijo haber visto en la espesura del Bosque Mágico a un elefante igual que el, de color azul. Infante dio saltos de alegría, ¡¡ya no sería el único, por fin alguien igual que el!!...pero había un problema. El Bosque Mágico era un lugar peligroso, vetado para la manada, siempre había oído decir:

- Nunca entréis en el Bosque Mágico, ese lugar está prohibido para los elefantes...

Su amigo no hacía más que engrandecer lo que había visto y cuán hermoso era aquel elefante azul. Un día, tras no poder quitarse la idea de de la cabeza y sin dudarlo, se adentró en el Bosque Mágico. Todo estaba oscuro, aunque era de día. Le entró miedo...miró atrás pero el camino se había cerrado con árboles que no dejaban ver nada. Dudó... pero continuó hacia delante... De repente lo escuchó:

- Vaya vaya, increíble..si...si que lo es.

Infante se volvió a un lado...a otro...no veía a nadie...¿Serían imaginaciones suyas?...

- Uh uh uh...si vaya vaya!! – se escuchó de nuevo.
- ¡Sal de donde estés....seas quien seas! - dijo Infante aunque en verdad deseaba en su interior que nada ni nadie apareciese.

Entonces de la foresta salió dando un enorme salto un mono que, tras el elefante dar un paso atrás, se quedó a tan solo unos metros de distancia. Sus ojos eran pequeños y vivarachos, pero lo que más llamaba la atención era su pelaje...de un rojo intenso...casi bermellón.


- Uh uh uh vaya vaya....¿quién eres? – dijo el mono.

Infante lo miró fijamente y dudando contestó:

- Pues...soy Infante y tu...¿quién eres?
- Soy Roco uh uh uh...vaya vaya...uh uh ¿de donde vienes? - el mono comenzó a dar saltos y piruetas. No dejaba de estarse quieto.
- De la parte exterior del Bosque...estoy buscando algo quizás tu puedas ayudarme. Me han dicho que aquí vive un elefante, más grande que yo pero que tiene mi mismo color de piel. ¿Es eso cierto?
- Hi hi hi....vaya vaya.....uh uh...que curioso elefantito...Eres muy bajito ¿no crees?- replicó Roco.
- No te metas con mi estatura!! – contestó Infante algo molesto – Se que soy diferente...pero no hace falta que me lo digas...¿puedes ayudarme o no?
- uh uh...descarado y valiente...si si....vaya vaya... – dijo el mono esta vez quieto y mirándolo fijamente – si podría ayudarte...pero contéstame a algo antes, Gran Infante – dijo acompañando esto último con una reverencia burlona - ¿porqué te consideras diferente?
- Soy azul...¿acaso no lo ves? y bajito...tu mismo lo has dicho – contestó Infante bajando la mirada al suelo.
- uuuuh uh uh...vaya vaya...Creo que estás confundido....si si, puedo y debo ayudarte... – contestó Roco de forma enigmática – sígueme!!

Entonces Roco comenzó a dar de nuevo saltos y piruetas en el aire mientras repetía una y otra vez su “vaya, vaya” y comenzó a adentrarse en el Bosque aún más. Infante dudó un instante, pero cuando vio que casi lo perdía de vista, corrió tras el.

Caminaron y caminaron. Roco siempre iba delante pero era fácil de seguir gracias al color llamativo de su cuerpo. Infante ya no pensaba en nada, solo quería descubrir en que podía ayudarle aquel nervioso mono. Llegado a un camino de gran anchura el mono se paró.

- uh uh uh...vaya vaya...aqui estamos, hemos llegado. A partir de aquí y antes de seguir he de pedirte algo Infante – dijo el mono esta vez en tono serio.
- Dime que es – contestó Infante.
- He de pedirte que abras tu mente... deja atrás tus miedos e incertidumbres, así como tus complejos y juicios que hasta ahora hayas tenido... ¿lo harás? - y dando un paso adelante miró fijamente a los ojos del elefante.
- De acuerdo...lo haré – contestó.

Observando un buen rato, como si quisiera ver detrás de los ojos de Infante, el mono Roco permaneció callado y, de repente, de un salto se elevó y comenzó a reír:

- jijiji...vaya vaya...puede ser puede ser...uh uh uh...bien ven por aquí entonces... – y comenzaron ambos a andar por el camino.

Al final de el, llegaron a un gran árbol con unas hojas tan grandes como nunca Infante había visto. Y no solo eso, sus hojas eran todas de diferentes colores metalizados que brillaban con una hermosura indescriptible.

- uh uh uh...vaya vaya...hemos llegado...creo que todos se alegrarán... – dijo el mono con una gran sonrisa...la primera que le ofrecía a Infante.
- ¿Todos? No entiendo... – contestó el pequeño elefante.
- Lo entenderás – dijo Roco – adelante!!

Entonces Infante, no sin reticencia, comenzó a caminar dejando atrás al hermoso árbol. Roco le seguía de cerca detrás de él. A su paso cada vez veía a árboles con formas más inusuales en su tronco y hojas. La tierra comenzó a tornarse de muchos colores con trazos de diferentes formas y sentidos. Y de repente, delante de su pequeña trompa lo vio... era un bosque de dimensiones que la vista no alcanzaba a ver, formado por una diversidad de colores que ni siquiera el arco-iris, que tanto le gustaba admirar en los días de lluvia, podía comparase.

Roco estaba a su lado, dando saltos y exclamando como siempre.

- Pero...¿que lugar tan maravilloso es este? ¿porqué nadie lo conoce? ¿porqué no hay nadie aquí? – dijo Infante con los ojos como platos mirándolo todo y corriendo de un lado a otro.
- uh uh...vaya vaya ...este lugar es muy conocido y.... no está solo... – contestó Roco.

Y dicho esto chasqueó sus peludos dedos dos veces, escuchándose el sonido en todo el bosque. Entonces, sorprendentemente empezaron a salir animales de todo tipo de detrás de cada árbol morado, cada roca verde o cada maleza amarilla.... Pero no eran animales “normales”, por decirlo que alguna forma, porque cada uno tenía algo de particular....Infante no cabía en su asombro....Leones grises con rayas y cuernos...


cerditos con vestidos y leotardos de rallas


gusanos de diferentes colores y ojos extraños...

ratones con coronas y porte Real....


...caballos turquesas y rosas..... pájaros con picos y ojos más grandes que sus colas... vacas de manchas naranjas....y un largo etcétera que poblaron en cuestión de minutos aquel hermoso lugar...

- No...no entiendo... – dijo Infante que no encontraba palabras para explicar lo que sentía.
- uh uh uh...vaya vaya...no te preocupes querido Infante...te lo explicaré – dijo Roco que, dejando de saltar, serenó su mirada y continuó – Ellos, al igual que yo, hemos sido creados por mentes privilegiadas por su gran imaginación y en las que la capacidad de prejuicios no existe. Mentes, que han dado paso a lo imposible para que sea posible, que no distinguen entre lo que es “normal”, de lo que supuestamente no lo es...son nuestros creadores...y los que nos hacen ser únicos, cada uno de nosotros lo somos...tu también lo eres...
- ¿Yo? ¿Pero sigo sin entender? ¿Quiénes son esos....creadores...? – dijo Infante confuso.

Roco sonrió, dirigió su mirada a los demás allí presentes que escuchaban atentamente y volvió a mirar a Infante:

- Son...los niños Infante...si si....ellos son.. vaya vaya. – contestó Roco.
- Los niños...ahora entiendo... – dijo Infante...no sabía porqué pero reconoció aquella palabra llena de entrañable sentido...
- Ahora contéstame a la misma pregunta que te hice antes...¿porqué te consideras diferente?

Infante miró a su alrededor, se avergonzó...miró hacia el suelo y contestó:

- Estaba equivocado...
- Lo estabas, si si... vaya vaya.... – dijo Roco - No eres diferente porque seas azul y bajito, ninguno de nosotros lo somos porque el tamaño de nuestro cuerpo no sea el adecuado, o porque el color de nuestra piel sea otro. En los ojos de un niño todos somos hermosos...Aunque muchos de ellos luego se olvidan de nosotros y, cerrando su mente a aquello que no está establecido, se entregan a la monotonía y cometen el error de cerrar caminos que les lleve a conocer a otras mentes privilegiadas que podrían aportarles mucho más de lo que ellos mismos puedan ofrecer, por el simple echo de no ser “iguales a ellos”. No pertenecer a la misma clase social o no ser de la misma raza, suele ser motivo suficiente para actuar indiscriminadamente o con absurdos prejuicios...Por eso, querido Infante, tu eres para nosotros uno más...y te aceptamos tal y como eres..porque ninguno somos tan importantes como para juzgar a quien tenemos a nuestro lado... – y dicho esto sonrió, dirigió su mirada a los demás y todos sonrieron al elefante.

Infante asintió y seguidamente caminó hacia quienes eran ya su nueva familia y el que sería a partir de entonces su nuevo hogar. Allí fue donde comenzó a crecer.... quizás no en estatura, pero si en sabiduría...

10 comentarios:

interpreta-sones dijo...

no me preguntes porqué, pero me he imaginado a la infanta elena y a rocco siffredi haciendo guarreridas españolas!! :P
coñas al margen, el cuento te ha quedado precioso.

Alfredo dijo...

La normalidad es algo que cambia según el contexto en el que nos movamos. La historia te ha quedado muy chula.

Besos!!

Unknown dijo...

a veces necesitamos que no lo muestren ,,para darnos cuenta ,que lo diferente es una limitacion que nosotros mismos nos creamos

un beso guapa

sandman65 dijo...

Muchos nunca llegan a conseguirlo, otros, más conscientes, tardan toda una vida en volver a tener la mente limpia que tuvieron una vez...allá en la infancia.
Precioso cuento

natàlia dijo...

Que cosa tan bonita acabo de leer.

Todos somos iguales y al mismo tiempo diferentes.

Besotes!!!

With dijo...

Que bonito Monik...
Ains los niños! A veces tienen una imaginación asombrosa (y pensar que alguna vez fuimos como ellos...)

Un besazo guapa!

Anónimo dijo...

Cuando uno se acepta a sí mismo con sus virtudes y sus defectos, es aceptado por los demás.
Muy bonito el cuento que nos has contado.
Un abrazo, monik

ROSA E OLIVIER dijo...

lindo...simplesmente!...princesa de IBN 'AMMÂR AL-ANDALUSÎ...e para ti...

"love is the one who masters all things."

Mawlãnã Rumi

Olivier

Sergio dijo...

Me encanta tu cuento...tomo nota de él...Pa mis chiquillos...
A veces es sorprendente como ven los niños las cosas si les dejamos usar la imaginación y no se la cortamos con estereotipos.
También hay un lugar en la mente de cada uno como el que describes, sólo que en unas ocasiones la entrada la tapa la maleza de la rutina y en otras colocamos prejuicios que vigilan la puerta para que no entremos. Saludos.

Monik dijo...

Gracias!!! No pense que gustara demasiado al ser "muy de niños" aunque creo que los mayores también debemos tomar nota ;)

Besotes!!